Empezaron las lluvias

Y empezó el desmadre. Y esque no es que me refiera a la extraña manía que tenemos los tapatíos de ponernos idiotas con la más mínima gotita de agua caída de el cielo, a ésa manía que por alguna razón nos hace manejar más imprudentemente, rápido y sin precaución y además torpes a la hora de arrebasar o tener que hacer cualquier maniobra. No, eso queda por resuelto con unas cuantas mentadas de madre y una cantidad extra de café en la sangre.

Pero éso esta de más, o de menos, depende de los nervios de uno. Lo que sinceramente no puedo dejar de pasar por alto y creo que más de medio Guadalajara estará de acuerdo conmigo, es la incompetencia, la ineptitud y estupidez de nuestros gobernantes que, en épocas como estas, salen a relucir por todos lados. Gracias a Dios que Guadalajara no está en la costa! porque si no ya no hubiera cargado el payaso al primer huracán.

Desde que las autoridades de tránsito no hacen un trabajo óptimo en el control del (perdón por la redundancia) tráfico, ubicando a los automovilistas por vías menos apretujadas, evacuandolos oportunamente para evitar catástrofes o cuando menos tranquilizar a los que vayan demasiado rápido con piso mojado (Figura, tus frenos y tus llantas sucumben ante el agua). Éso solamente en época de lluvias, porque si agregamos la pésima sincronización de los semáforos o los ridículos bloqueos en sábado y domingo de la avenida "López Chabelo", por ejemplo.

Sin embargo, en lo que realmente brillan y se sacan una estrella en su frente es en la escasa o nula planificación a largo y mediano plazo. Por esto toda la ciudad es un nudo de carros en horas pico, por no preveer el crecimiento de la misma, por realizar obras ridículas para darle espejitos a los tapatíos, por hacerse los que invierten bien el dinero público cuando nuestro gobernador regala millones de dolares a el clérigo, por quedar bien ante el mundo por medio de la televisión en los juegos panamericanos cuando no podemos ni siquiera ofrecer empleos dignos a las personas que ellos mismos ahuyentan de las zonas centricas de la ciudad.

Por eso cientos de razónes más hoy, que amanecí de buenas y que, curiosamente sigo de buenas, hoy odio a Guadalajara y nucna he querido más que hoy irme a vivir a Canada,por ejemplo.

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